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Mandos concentrados y cómodos
Aparte de la conducción, el Mazda MX5 dispone de un diseño de mandos circulares muy cómodos y prácticos, con una pantalla presidiendo el salpicadero que se puede manejar también con un pequeño mando con varios accesos directos. Además en el volante hay muchos botoncitos para controlar casi todo.
La herencia japonesa es un freno de mano al lado del copiloto, pero que casi es más cómodo, en la consola central hay tomas de Usb con un huequecito para el aparato, salida de aireación también circulares, con remates tipo metálico tratando de dar calidad visual al conjunto.
Un quitapenas en marcha.
El MX5 es un antidepresivo natural, un quitapenas en toda su esencia. Deberían recomendarlo los médicos; en lugar de pastillas y costosos tratamientos… unas curvitas con el Mazda MX5.
Su comportamiento es muy divertido, llevadero por cualquiera, con un autoblocante que has de coger el tranquillo si quieres lograr la máxima efectividad sin el control de estabilidad puesto. No tenemos una gran potencia, pero sí un coche muy ligero y con tracción trasera.
En función de dónde y cómo apliques gas, el coche pasa de ser ligeramente subvirador a sobrevirador en todo el esplendor que quieras darle. Mantenido en la zona alta del cuentavueltas es un tiro, rápido en el paso en curva, con buenos frenos, muy buena tracción y muy noble avisándote del límite del eje trasero y además tiene un bajo centro de gravedad, suspensiones cortas, duras y una dirección lo suficientemente rápida como para enlazar curvas con un ritmo muy alto.
Pero luego es un coche que responde con sus 2 litros de motor a una conducción turística, tranquila y apacible con el placer de tener el cielo por techo.
2 litros y 160 cv.
El motor, situado delante de forma longitudinal se prolonga con la caja de cambios que queda sobre la misma palanca, y continúa con el eje de transmisión hasta el diferencial trasero, con autoblocante mecánico, de los de verdad.
Tiene 160 cv, a 6.000 vueltas, aunque se puede estirar algo por encima como margen de cambio. 200 Nm de par a 4.600 rpm, una respuesta muy deportiva, pero eso no quiere decir que no tenga empuje a bajo régimen. No tiene tanta pegada, pero sí responde bastante bien y por encima ya de 2.700 vueltas comienza a responder con casi todo su par, sumado a su ligereza es un coche que te permite adelantamientos en marchas relativamente largas.
El cambio de 6 marchas se maneja de forma excelente, con palanca y recorridos cortos, con un desarrollo no demasiado alargado de 39,4 km/h cada 1000 rpm para su relación final, lo que serían 238 km/h a 6.000 rpm, régimen de potencia máxima, con 215 km/h de punta homologada – que nos parece poco.
Consumos ajustados.
Una de las mejores cosas que tiene este Mazda biplaza es que tras un gran disfrute con el volante, con ritmos deportivos, buenas aceleraciones – como es su 0-100 de 7.3 segundos, es su nivel de consumos. Pasar de 10 itros de consumo es lo más habitual de un coche de sus prestaciones, pero en este te costará.
Nuestro consumo medio con mucha carretera se fue a 6,7, pero seguro que puedes acercarte a 6 en cuanto te propongas un ritmo un poco más tranquilo.
Tiene homologado un promedio de 6,9 l/100 km fácil de lograr, con un extra-urbano de 5,5 l. del que puedes no quedarte lejos y 9,3 para la ciudad, una cifra que perdonenme amigos, no comprobamos. No es nuestro fin la ciudad en este coche.
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