
SUV y deportivo.
Lo que está claro es que si no fuera por esto del cambio, la suspensión y dirección de este Kuga lo harían ser un coche de talante bastante deportivo, a pesar de mi animadversión a ponerle este apellido a un coche que va contra las leyes básicas de lo que es un deportivo, con centro de gravedad bajo y cortos recorridos de suspensión, y un SUV es lo contrario en estas dos cuestiones.
Cuando pasas las curvas te sientes muy seguro y a gusto, por los escasos balanceos, la buena tracción y la rápida dirección y piensas, «si fuera 30 cm más bajo…»
Pero bueno hay a quien le gusta un coche alto, aunque sólo sea para poner el culo al entrar, aunque luego no salgas ni siquiera a un camino en tu vida, o para manejarte en la ciudad con un poco más de visibilidad. Para gustos los colores.
También es familiar.
El nuevo Kuga, ha crecido en cuanto a su planta, es más largo y ancho, sin ser más alto. Ello le da algo más de capacidad y confort. Es por lo tanto tan familiar como SUV, con una zona de carga de dos niveles, pero llena de cables en nuestra versión, algo que nos indica que no se pensó mucho en que iba a ser enchufable. Tenemos 411 litros de maletero, ampliable a 581 vaciando el subsuelo, y hasta casi 1500 usando los abatimientos. Su capacidad respecto al resto de la gama no híbrida es algo menor, ya que soporta la batería en su parte inferior.
El maletero tiene detalles para carga menuda, anclajes y podemos configurar el suelo plano.
Equipamiento de alto nivel
En el Kuga 2020 se han incorporado aún más sistemas de asistencia a la conducción, la mayoría como opciones incluso en este acabado ST-Line X, que es el más alto de equipamiento. No se echa en falta de nada, con climatizador de dos zonas, navegador integrado, compatibilidad con dispositivos móviles, para streaming y aplicaciones, automatismo de luces y limpias, faros de LED… la lista es larga, como también la de las opciones, conviene echar un vistazo directamente a su ficha.
Un puesto de conducción moderno
A los mandos de este Kuga se va a gusto, al ritmo que te impongas, con buenos reglajes que incluyen lumbar, asientos bastante envolventes, y un motor que responde suave y contundente. Pero en cuanto a su deportividad la cosa está más limitada por el cambio de variador sin marchas ni las comentadas levas, con un mando circular al que hay que acostumbrarse, y en el que tenemos la única forma de aumentar la retención en las curvas, sino es pisando suavemente el freno.
La instrumentación es digital, con sus diferentes pantallas y menús, manejable desde el volante, pero en la que no logramos poner un cuentavueltas por muchos botones que tocamos.
Tenemos un gestor de la energía, para forzar el modo eléctrico, o dejarlo a su antojo de forma híbrida automática, Pero también podemos salvaguardar la carga de la batería o recargarla en marcha.
En cuanto a perfiles de conducción no hay más que un botón para hacer una conducción más económica o deportiva, donde se le da preferencia a la respuesta del acelerador, como suele ser habitual.
El freno de estacionamiento es eléctrico y con función automática.
Hay que echar números.
Quizá te interese este Kuga por sus consumos, pero no se puede generalizar. El ser enchufable le da un uso diario muy económico, pero en carretera, de momento como todos, hay que echar cuentas con las versiones diésel.
La elección es tuya después de calcular el número de kilómetros que a diario puedes aprovechar moverte sólo con carga eléctrica y el de los kilómetros que haces en carretera una vez descargada la batería, como híbrido puro.
Pero si NO aprovechas la autonomía diariamente y eres más de estar en carretera, mira las versiones diésel.