
Por otro lado está el motor eléctrico, con un gran aporte de potencia también, ya que tiene 143 cv con un par máximo de 300 Nm desde el arranque. Ambos motores están situados delante en sentido longitudinal para mover el árbol de transmisión ya con el par sumado hasta el eje trasero.
La potencia garantizada por el sistema no es la suma directa, sino sólo 223 cv, con, eso sí, un par bestial que es el secreto de su magnifico temperamento.
Cuenta con una caja de cambios de tipo variador de par aunque con 6 marchas predefinidas que como luego comentamos tienen «personalidad propia».
Rápido en curvas sin castigar al pasaje.
La electrónica es la reina del coche, por su centralita pasa todo incluidos los sistemas de control de tracción, importante para tener embridado tanto par atrás, pero podemos desconectar los sistemas y trabajar más con el volante. Tiene ruedas asimétricas, con 235/40 delante y 265/35 atrás, con llantas de 19″ que permiten unos discos de freno de buenas dimensiones (334 mm delante y 310 atrás). Y la frenada está garantizada, ni un atisbo de fáding en nuestras tortuosas pruebas.
Este RC agradece mucho más las curvas de amplio radio, donde una vez apoyado tiene una velocidad de paso en curva muy alta, en las más cerradas hay un primer momento menos definido para que el «morro» vaya por donde apuntamos, pero es algo que sólo se presenta con un trato muy exigente, en un trato más normal sigue siendo intachable con los controles conectados. A todo ello manteniendo un confort que no te esperas, la suspensión funciona como pocas en este sentido.
Confortable también la conducción.
El silencio de marcha es algo que tampoco te esperas en un coche de su pinta, pero es así, con algo de música tendrás sólo la referencia del cuentavueltas para cambiar, o dejar que lo haga solo.
Con mucho par y bastante potencia, el cambio automático parece que está en otra película. Con un ritmo entre turístico y algo deportivo todo va bien, algún cambio fallido porque vamos mucho más altos de vueltas de lo que creemos y al reducir no se la traga, pero avisa con un pitidito, apuras más la frenada y ya entra. Pero realmente cuando le coges el «truqui», vas un poco más bajo de régimen y los cambios van mejor.