Clio Raid Marrakech, carrera solidaria

Primero nieve y después arena para los voluntariosos pilotos de los Clio

Los participantes en la Clio Raid Marrakech cautivados por su primera tormenta de arena

Tras las verificaciones y la reunión general de los primeros días, a primera hora de la mañana, los participantes de la segunda edición de Clio Raid Marrakech by Bathco cruzaron el Estrecho en la primera jornada, para llegar a Marruecos con el maletero de su Clio lleno de ilusión.

Las primeras imágenes del país magrebí sorprendieron a todos. Nadie esperaba el color tan verdoso con el que Norte de Marruecos recibe a la gente que le visita. Un país lleno de tradiciones y costumbres, cuyos paisajes iban cautivando a los equipos, a medida que se adentraban en el país.

El Mirador de Ito, el Bosque de Cedros, los monos sueltos a los que muchos participantes pudieron dar de comer tras atravesar la localidad de Azrou.,.. y una invitada especial que nadie esperaba: la nieve. Aún quedaban neveros en las montañas, lo que aprovechaban pequeños y mayores marroquís, para deslizarse en trineo o lanzarse bolas de nieve.

Las Montañas del Atlas, causantes en gran parte de la sequedad del desierto, se elevaban de forma majestuosa ante la mirada atónita de los equipos que recibieron una especial bienvenida al llegar al primer Campamento situado a más de 1.400 metros de altura. Y es que un grupo de folclore local, amenizaba su entrada con cánticos y bailes, dejando de manifiesto que ahora sí, estamos en África.

En Clio Raid cada día se vive una aventura y en cada instante un momento inolvidable. Y si no, que se lo pregunten a los participantes de la segunda edición de Clio Raid Marrakech by Bathco, que en la primera etapa, en pocos minutos, pasaron de un sol radiante a ver su primera tormenta de arena.

“Esto es impresionante”, “una maravilla de la naturaleza”, “es una pasada”, “esto si que es una aventura auténtica” contaban los equipos al ir llegando al Campamento del Lago, final de la segunda etapa, que estuvo llena de contrastes: primero, frío en el Atlas, a 1.400 metros de altitud; después paisajes que jamás olvidarán: los Kasbah, antiguas fortificaciones construidas antiguamente para realizar el control militar, los castillos de la legión;  las Gargantas du Ziz, con su serpenteante río rico en minerales y fósiles; el valle del Ziz y el paso por Tafilalet, ciudad santa que en otros tiempos fue paso obligado de las caravanas de sal y de oro de Guinea o Sudan.

Y tras el asfalto llegaron las primeras pistas y pequeños arenales.  A lo largo de los 52,15 kms del tramo de tierra, hubo de todo, pero, sobre todo, grandes dosis de compañerismo y muchísima diversión. Hasta que llegó la tormenta de arena que se convirtió en la gran protagonista del día, de la que los participantes hablaran sin cesar con sus familiares y amigos cuando regresen a casa.

Y para rematar, tras el briefing y la cena, los tambores del desierto comenzaron a sonar con fuerza. Los participantes se quedaron enamorados de África.

Y tras la primera pequeña fiesta, a dormir. Porque hoy toca disfrutar de los primeros arenales, de las zonas de dunas y de pistas, ver los oasis, los palmerales que salen no se saben de donde y los campamentos de los nómadas.

Estos han sido los dos primeros días, la Etapa número 3, de 118,3 kms, de los que 117,2 son de tierra y en la que se espera, de nuevo, es una gran aventura, pues nunca para en Clio Raid Marrakech by Bathco, un viaje en el que los participantes, cautivados por la mágica africana,  están viviendo, de verdad, una experiencia única.

/Fuente: Alberto Aparicio.

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