La amortiguación es el nexo de unión entre el coche y sus ruedas, un elemento que controla el comprotamiento seguro del vehículo y su confort de marcha • Os hablamos de su mantenimiento y sustitución
Pocos elementos hay en un vehículo que afecten a tantos aspectos de la conducción como el sistema de suspensión. No en vano, hablamos de un sistema compuesto por dos elementos fundamentales: los muelles y los amortiguadores. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que nos referimos a dos piezas que no solo actuan como nexo de unión entre las ruedas y la estructura o armazón de nuestro coche, sino que también son parte activa de nuestra propia seguridad y confortabilidad. A pesar de ello, algo más del 25% de los vehículos que circulan en territorio europeo lo hacen con los amortiguadores en mal estado. Por todo ello, hemos decidido centrarnos en uno de esos elementos primordiales: los amortiguadores. Abordando, por el camino, su concepto, importancia, tipos y la posibilidad de sustituirlos.
¿Qué son los amortiguadores? Importancia y tipos
La suspensión en general y los amortiguadores en particular ejercen como ejes fundamentales de la seguridad activa de nuestro coche. No en vano, hablamos de una pieza cuya función, aunque puede oscilar tecnicamente de un vehículo a otro, no es otra que absorver los movimientos del coche (energía cinética) y transformarlos en energía térmica. Algo que, por otro lado, tiende a asegurar una mayor estabilidad, confiabilidad, confortabilidad. Por no hablar de la mejora del rendimiento y los claros avances en lo que respecta a la eficiencia energética. Como os podéis imaginar, y es lo que se desprende de su propio significado, se trata de un elemento primordial a la hora de circular. ¿Los motivos?, resultan evidentes a poco que consultemos más información sobre amortiguadores en recambioscoches.es. No obstante, nosotros os los vamos a intentar sintetizar de una forma sencilla y entendible sin ser ningunos expertos en la materia.
Imaginaros que de buenas a primeras nuestros huesos perdieran toda su rigidez y firmeza. No solo no seríamos capaces de sostenernos, sino que además perderíamos todo tipo de estabilidad y casi cualquier capacidad de movimiento. Desplomándonos sobre el suelo como si fueramos una medusa. Pues algo parecido ocurre con el sistema de suspensión y amortiguación. No en vano, estos últimos son los responsables de que las ruedas estén situadas correctamente sobre la carretera. Absorviendo las irregularidades del terreno, sirviendo como eje tractor de la movilidad de nuestro vehículo y aportando un importantísimo plus de seguridad, estabilidad, direccionalidad y confortabilidad sin el que dificilmente sería posible circular. No en vano, parafraseando a grandes expertos en la materia, junto a los neumáticos y los frenos, los amortiguadores dan forma, como si una liga de la seguridad vial se tratase, al acertadamente denomindo «Triángulo de la seguridad« en constante evolución.
Por otro lado, existen diferentes tipos de amortiguadores en el mercado, y el uso de un tipo y otro suele venir marcado por los criterios de los propios fabricantes de vehículos. Aunque es cierto que los amortiguadores hidráulicos (pistón perforado sobre cilindro bañado en aceite) son los más utilizados, la oferta y tipos es mucho más variada. Hidráulicos de doble válvula, amortiguadores de doble tubo, regulables, de frecuencia selectiva, teológicos, monotubo, amortiguadores de gas, etc. Como podéis leer el surtido a nuestra disposición resulta realmente amplio y variado.
¿Cómo saber cuando cambiar los amortiguadores?
Ya hemos hablado sobre las consecuencias de circular con unos amortiguadores en mal estado. Algo sobre lo que ya lleva advirtiéndonos la propia DGT al relacionar directamente, en múltiples artículos y campañas, términos como suspensión, seguridad y confort. No obstante, a efectos prácticos, ¿cómo podemos saber cuando es realmente necesario cambiarlos?. Por fortuna, existen diferente indicios y síntomas que resulta de vital importancia tener en consideración. A continuación, y como no podía ser de otra forma, os enumeramos algunos de los más destacados a pie de párrafo:
– Pérdida de adherencia y problemas en la dirección
– Incremento considerable de la distancia de frenado
– Inestabilidad, vibraciones y descenso de la confortabilidad
– Desgaste parcial o irregular de las ruedas
– Reacción anómala en los giros y curvas
– Saltos demasiado bruscos
– Vehículo total o parcialmente desnivelado
– Fugas de aceite o líquido hidráulico
Como podéis leer, los síntomas de unos amortiguadores en mal estado son tan llamativos como trascendentales para una correcta, y segura, circulación. Y, aunque siempre conviene tener Información sobre tipos de amortiguadores en siempreauto.com existentes en el mercado, los síntomas acaban siendo comunes a todos ellos. Eso sí, cada vez resulta menos corriente su reparación o carga. Por lo que en la mayoría de los casos lo conveniente es su sustitución. ¿Estáis decididos a cambiarlos vosotros mismos? Nuestra recomendación en tal caso, y no hablamos de un proceso excesivamente complejo, pasa por consultar un catálogo amplio y de confianza y dejarse asesorar por expertos que os recomienden modelos y marcas de confianza compatibles con vuestro vehículo. Que nadie olvide que lo que aquí está en juego es vuestra seguridad y, lo que resulta más importante, la de los que os rodean.